La lactancia materna es impulsada por la Organización Mundial de la Salud y todas las entidades y organizaciones sanitarias del mundo. Está comprobado que la leche materna es el mejor alimento para el bebé durante los primeros seis meses de vida en forma exclusiva y hasta los dos años en forma complementaria.
El calostro, la primera leche que produce la madre después del parto, protege al bebé contra infecciones, enfermedades y es un laxante natural.
La leche materna protege al niño de alergias, enfermedades de la piel, desnutrición, obesidad, diabetes juvenil y deficiencia de micronutrientes. Contribuye a reforzar el sistema inmunológico del bebé dado que la madre traspasa a través de la leche linfocitos o células que defienden al organismo contra gérmenes con los que ella tuvo contacto, y estos generan a su vez, anticuerpos en el niño.
Pero los beneficios de la lactancia materna no sólo favorecen al bebé sino que también es beneficiosa para la madre:
• Ayuda a perder el peso ganado durante el embarazo más rápidamente.
• Las mujeres que amamantan tienen menor riesgo de sufrir hipertensión.
• Tienen menos probabilidades de sufrir la depresión postparto.
• Disminuye el riego de tener en un futuro cáncer de mama y de ovario.
• Disminuye el riesgo de tener osteoporosis.
• Disminuye la hemorragia posparto y la anemia.
Los 10 pasos para una lactancia materna exitosa
La OMS estableció una serie de pautas que, según afirma, de cumplirse en todo el mundo ayudarían a salvar cada año la vida de 1,3 millones de niños menores de 12 meses. Más de 20.000 maternidades en 152 países aplican plenamente las siguientes pautas:
1. Conocer los beneficios que ofrece la lactancia materna y la forma de ponerla en práctica.
2. Dar el pecho durante la hora siguiente al alumbramiento.
3. No dar a los recién nacidos más que la leche materna, sin ningún otro alimento o bebida, a no ser que estén médicamente indicados.
4. Fomentar la lactancia materna durante las 24 horas del día.
5. No dar a los niños alimentados a pecho tetinas ni chupetes artificiales.
6. Las mamas se deben lavar sólo con agua, sin jabón. Y deben evitar el uso de cremas y lociones.
7. Colocar en forma correcta al bebe en el pecho, con el pezón y aréola dentro de su boca para evitar el dolor y las grietas.
8. Consultar al médico periódicamente a fin de una revisación para descartar patologías y agregar a este examen una ecografía mamaria.
9. El tiempo y la frecuencia del amamantamiento dependen de cada bebé y se recomienda la libre demanda.
10. Fomentar el establecimiento de grupos de apoyo a la lactancia materna y procurar que las madres se pongan en contacto con ellos a su salida del hospital o clínica.
La leche materna es la más segura e higiénica. Está disponible a toda hora y en cualquier lugar.
Lactancia a demanda
Para que la mamá pueda producir la leche que su bebé necesita, el niño debe ser amamantado con frecuencia. Se debe tener en cuenta que los bebés no saben de horas ni tienen horarios rígidos. Cada vez que el bebé solicita el pecho, hay que dárselo. La cantidad de leche que una madre produce llega a su punto óptimo cuando se le permite al niño sano amamantar tantas veces como lo necesite. El reflejo de eyección de la leche opera más fuertemente en presencia de un buen suministro de leche, que normalmente ocurre cuando se alimenta al niño a demanda, es decir, sin imponer horarios.
* Es normal que el bebé demande entre 12 y 16 mamadas por día.
* No es conveniente limitar el tiempo ni horarios para amamantar. Se debe evitar interrumpir la alimentación, lo mejor es esperar a que el bebé suelte solo el pecho. Es importante tener en cuenta que el consumo calórico del niño aumenta al final de la toma, así que imponer límites arbitrarios sobre la frecuencia o duración de las tomas puede desembocar en un consumo demasiado bajo de calorías.
* Se debe ofrecer el pecho en forma alternativa hasta que el bebé no desee más. Si la mamá tiene que separarse de su hijo por una cantidad de horas, igualmente puede continuar con la lactancia. Para ello puede extraer manualmente su leche y conservarla en un recipiente limpio y tapado. Se debe entibiar siempre a “baño maría”, no hervir ni calentar en microondas para que no pierda sus propiedades.
¿Cómo se puede favorecer la lactancia?
Para amamantar, la mamá debe estar motivada, tranquila y cómoda. Para ello es conveniente:
– Que tenga la espalda apoyada.
– Que el bebé sea acercado al pecho, y no el pecho al bebé.
– Que la cabeza y el cuerpo del bebé estén alineados con el abdomen de su mamá («panza con panza»); que no estén curvados ni «enrollados».
– Que la cara del bebé esté frente al pecho de la mamá, y su nariz contra el pezón, mirando a la madre.
– Que todo el cuerpo del bebé quede sostenido en el regazo materno (y no sólo la cabeza o las nalgas).
– Es importante mirar al bebé a los ojos. A través de la mirada se intercambia afecto.
Preparar al bebé para el amamantamiento
Una buena prendida al pecho permite que el niño obtenga leche sin dificultad y que la madre conserve sanos sus pezones, sin molestias ni grietas.
El bebé está bien prendido cuando:
– Se ve más areola (parte oscura del pezón) sobre el labio superior.
– Toma con su boca bien prendida de toda la areola o parte de ella.
– Tiene la boca bien abierta (como cuando bosteza).
– El labio inferior está volcado hacia fuera y el superior hacia arriba.
– El mentón y la nariz del bebé están tocando el pecho.
– Las mejillas se ven redondeadas.
– Hace mamadas lentas y profundas, a veces con pausas.
– Se puede ver u oír al bebé deglutir.
Más información sobre lactancia materna: –
www.llli.org/LangEspanol.html