En consonancia, la Quinta Encuesta Nacional a Estudiantes de Enseñanza Media, señala que el rol del grupo familiar es clave, “los estudiantes cuyos padres tienen actitudes de mayor atención y cuidado respecto de la vida de sus hijos, tienen una tasa de consumo de drogas ilegales del 4,4%, frente al 52,7% de los hijos de padres que tienen actitudes de menor atención y cuidado”. Además, el estudio indica que “la edad de inicio en el consumo de tabaco y alcohol se ubica en los 13 años y a medida que aumenta la edad de los estudiantes, se observa mayor consumo”.
A su vez, la tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, a cargo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y del Ministerio de Salud de la Nación, que indaga cada cuatro años sobre enfermedades crónicas no transmisibles, reveló que el 10,4% de la población transitó alguna vez un consumo de alcohol episódico excesivo, mientras que la cifra cuatro años atrás era del 8,9 %.
Frente a este escenario, es necesario concientizar en torno a las consecuencias del consumo excesivo de alcohol, entre ellas:
• Deteriora la calidad de vida con trastornos de conducta en lo cotidiano (el trabajo, estudio, el ambiente familiar y de pareja),
• Genera episodios de agresividad (hacia sí o terceros) o depresión.
• Provoca accidentes (viales, con máquinas, caseros)
• Aumenta el riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados.
• Provoca enfermedades como la cirrosis hepática, e incrementa el riesgo de padecer cáncer de lengua, boca, esófago, mama y colon, además de provocar daño cerebral, hipertensión arterial, afecciones cardíacas, gastritis y frecuentes trastornos de la memoria.
Recordemos que ante situaciones problemáticas frente al consumo de alcohol, se puede consultar a un profesional de la salud o a los organismos públicos para el abordaje del tema.