INFORMACIÓN SOBRE EL CÁNCER BUCAL
El cáncer bucal es una proliferación anormal y descontrolada de células de la mucosa que tapizan la cavidad bucal.
Se puede localizar en
- Labios
- Lengua
- Encías
- Paladar
- En cualquier sector de la boca
Si no se trata, por lo general avanza rápidamente, con compromiso funcional y estético a las personas.
CAUSAS Y FACTORES DE RIESGO
El origen del cáncer bucal se vincula en un 80% a hábitos y costumbres de vida.
- El tabaquismo es el principal factor así como, además, el exceso de consumo de alcohol acrecienta los riesgos y, la combinación de ambos implica un peligro aumentado.
- El virus del papiloma humano (VPH) también constituye otra causa a tener en cuenta. Algunos aspectos a considerar son la sepsis bucal; el consumo de bebidas y alimentos muy calientes; el trauma crónico sobre la mucosa bucal como tener dientes con bordes filosos por caries, prótesis desadaptadas o con ganchos que lastimen, piercings orales y hábitos lesivos.
- La exposición solar sin protección y las infecciones virales, se suman a estos cuidados.
- El consumo crónico de aguas con alto contenido de arsénico también puede predisponer a tener cáncer bucal. En nuestro país, hay zonas con HACRE (hidroarsenicismo crónico regional endémico) donde existen tasas de crecientes de esta patología.
- Las inmunodeficiencias e inmunodepresiones (SIDA y enfermedades congénitas) predisponen su aparición.
¿CÓMO PREVENIRLO?
El involucramiento de los profesionales de odontología constituye un elemento fundamental en el compromiso de concientizar a la población y darle visibilidad a esta enfermedad, en la cual la prevención es el camino adecuado para evitar muertes por cáncer bucal.
Entre las recomendaciones, los especialistas destacan:
- Visitar al odontólogo cada seis meses.
- Evitar el tabaco y el exceso de alcohol.
- Llevar una alimentación rica en frutas y verduras.
- Mantener una buena higiene bucal y reponer las piezas dentales faltantes.
- Realizar autoexamen. Los signos de alerta son: lesiones en labios, encías o dentro de la boca que no cicatrizan en un plazo máximo de tres semanas (siempre y cuando no estén causadas por heridas anteriores) o sangran con facilidad; adormecimiento en alguna parte de la boca; manchas blancas, marrones o rojas en las encías, la lengua o dentro de la boca; “bultos” que se ven o se perciben con la lengua cambios en la textura o en el relieve de la mucosa de la boca.
Fuentes: Ministerio de Salud y Confederación Odontológica de la República Argentina