El dato seguramente sorprende: un gran número de accidentes en niños ocurren en el hogar. Estadísticas de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) señalan que “una guardia de pediatría atiende aproximadamente 25.000 pacientes pediátricos por año, de los cuales entre 1.500 y 1.600 corresponden a accidentes que ocurren dentro del mismo hogar”. Traumatismos, heridas, intoxicaciones y quemaduras son algunos de los accidentes más frecuentes que afectan a los chicos, a los que hay que sumar las electrocuciones y los ahogamientos.
En este ámbito, la franja etárea más peligrosa la constituyen los niños de entre uno y cuatro años; cada 22 horas, muere un chico de esa edad por lesiones evitables. En los chicos más grandes, la causa principal son los accidentes viales: desde el atropellamiento en garajes –cuando el auto da marcha atrás y el conductor no ve al nene– hasta los choques con motos.
Distintas etapas, nuevas alertas
Estudios de la Sociedad Argentina de Pediatría indican que durante el primer año de vida los accidentes infantiles más frecuentes son las caídas y las quemaduras. Algunos consejos para esta etapa:
- A la hora de cambiar al bebé, es importante tener todos los elementos a mano para evitar darle la espalda al niño mientras se los busca.
- No dejar al niño en sillas hamacas sobre superficies elevadas.
- No dejar objetos cortantes y punzantes al alcance de los pequeños.
- Evitar el uso de los andadores, pues suelen provocar caídas.
- No dejar al niño sólo durante el baño.
- No manipular líquidos calientes mientras se alza a un niño.
Ya en el segundo año de vida, los accidentes infantiles suelen ocurrir como resultado del interés que le despiertan al niño los distintos objetos que ve a su alrededor. En esta etapa, las recomendaciones son otras:
- Rodear con vallas de seguridad tanto las piletas como los estanques de agua.
- Tapar pozos y corregir desniveles.
- En el auto, el niño debe viajar en la parte trasera, en su silla.
- Poner fuera del alcance del niño objetos pequeños, como monedas o botones.
- En la cocina, utilizar las hornallas posteriores para cocinar, y no dejar las asas de los utensilios de cocina al alcance del niño.
- Dejar también fuera del alcance del niño los medicamentos, artículos de limpieza, venenos, fósforos, etc.
- Observar el estado de las instalaciones eléctricas, cubrir los tomacorrientes e instalar disyuntores.
Tanto en el tercer como en el cuarto año de vida del niño, las estadísticas indican que los accidentes más comunes son las caídas, las intoxicaciones, las mordeduras y los ahogamientos, es por eso que los consejos son otros:
- No dejar a los niños al cuidado de sus hermanos mayores.
- No dejar a los pequeños solos.
- Controlar las subidas a lugares elevados para evitar caídas.
- Desalentar las conductas de automedicación.
- No guardar sustancias tóxicas en envases de uso corriente.
- Enseñar a los niños natación lo más temprano posible.
- Prevenir mordeduras de animales, al no dejar solos a los niños con los perros y evitar el contacto con animales desconocidos.
Un enfoque responsable
Los especialistas son contundentes, “estos accidentes no ocurren por fatalidad, sino por falta de prevención”. En consonancia, el “Manual de Prevención de Accidentes” de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), postula que la palabra «Accidente» carga un significado de inevitabilidad o se suele escuchar que son acciones que no se pueden prever, cuando en realidad sí son evitables. “Actualmente está claro que estos conceptos son erróneos y que todos los accidentes son pasibles de prevención y control”, explican los especialistas. Ahora bien, los datos estadísticos son auspiciosos para nuestro país, desde 2001 las lesiones en situaciones domésticas vienen disminuyendo.