El 14 de febrero se conmemora el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas. El objetivo es tomar conciencia sobre esta enfermedad que en la Argentina ya afecta a uno de cada cien recién nacidos, según datos del Ministerio de Salud de la Nación.
Una Cardiopatía Congénita es una alteración del corazón y de los vasos más grandes que se originan antes del nacimiento. La mayoría de estos procesos se deben a un desarrollo defectuoso del embrión durante el embarazo durante las primeras semanas del embarazo (40 o 50 días de gestación), cuando se forman las estructuras cardiovasculares principales.
Esta enfermedad es la anomalía congénita más común y la principal causa de muerte durante el primer año de vida. En Argentina nacen al año unos 7 mil niños y niñas con esta patología. Los síntomas dependen de la afección específica de que se trate. En el caso de los bebés, el color azulado de la piel y mucosas, el retraso de crecimiento con poco progreso de peso puede ser indicador de una cardiopatía congénita. En niños más grandes cuando hay incapacidad para realizar actividades físicas, desmayos o cuando el niño presenta un color cianótico (azulado) en la piel o las mucosas.
La más habitual de las cardiopatías congénitas es la comunicación interauricular (CIA), pero también se pueden presentar alteraciones en la comunicación interventricular, transposición de vasos sanguíneos y anomalía del retorno venoso. La mayoría de estas alteraciones se corrigen mediante cirugía en los primeros meses de vida.
Algunos bebés y niños con defectos cardíacos no experimentan síntoma alguno. En algunos casos, puede diagnosticarse un defecto cardíaco cuando el médico escucha un sonido anormal en el corazón, llamado soplo. Los niños con corazones normales también pueden tener soplos, denominados soplos “inocentes” o “funcionales”. El médico puede sugerir la realización de pruebas para confirmar si el niño tiene un defecto cardíaco.
¿Qué pruebas se realizan para diagnosticar los defectos cardíacos?
Si se sospecha que los bebés o niños tienen un defecto cardíaco, generalmente se los deriva a un cardiólogo pediátrico. Este médico les realizará un examen físico y a menudo recomendará que se realicen una o más de las siguientes pruebas:
- Ecografía cardíaca
- Radiografía de tórax
- Electrocardiograma, una prueba que registra los patrones del ritmo cardíaco
- Ecocardiograma, una forma especial de ultrasonido que utiliza ondas sonoras para tomar imágenes del corazón
Algunos niños que padecen enfermedades cardíacas también deben someterse a un procedimiento denominado cateterismo cardíaco. Durante este procedimiento, se introduce un tubo delgado y flexible en el corazón del niño después de anestesiarlo. Esta prueba brinda información detallada acerca del corazón y su funcionamiento.
En la actualidad, la cirugía y el cateterismo cardíaco se están realizando en niños muy pequeños. De hecho, es habitual realizar estos procedimientos durante la lactancia e incluso durante el período neonatal.
La mayoría de estas alteraciones se corrigen mediante cirugía en los primeros meses de vida.
Medidas para disminuir los riesgos
La mayoría de los defectos cardíacos congénitos no puede prevenirse. Sin embargo, existe una serie de medidas que toda mujer puede tomar antes y durante el embarazo para ayudar a reducir el riesgo de tener un bebé con un defecto cardíaco:
- Tomar un complejo multivitamínico que contenga 400 microgramos de ácido fólico todos los días desde antes de quedar embarazada. Esto ayuda a prevenir los defectos congénitos serios en el cerebro y la médula espinal y, además, puede ayudar a prevenir los defectos cardíacos.
- Consultar al médico antes de quedar embarazada. En esta visita, debe realizarse a la mujer un análisis para determinar si es inmune a la rubéola y vacunarla si no lo es. Las mujeres con enfermedades crónicas, como diabetes y fenilcetonuria, deben asesorarse sobre cómo ajustar su medicación y/o modificar sus dietas para mantener bajo control estas enfermedades antes y durante el embarazo.
- Informar a su médico acerca de todos los medicamentos que esté tomando, incluso los de venta libre o los medicamentos a base de hierbas.
- Evitar el contacto con personas con gripe u otras enfermedades con fiebre.
- Evitar la exposición a disolventes orgánicos, usados en productos como pinturas, esmaltes y agentes desengrasantes y de limpieza.
Fuente: Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires y Ministerio de Salud de la Nación