El mercurio es un contaminante muy tóxico que penetra y expone a los seres vivos desde el momento de la concepción. Es tóxico aún a niveles ínfimos y es un importante neurotóxico (daña el desarrollo del cerebro, las funciones intelectuales y la inteligencia), además de producir otras secuelas muy importantes a corto y largo plazo.
Es un elemento que está presente de forma natural en el aire, el agua y los suelos; la principal vía de exposición humana es el consumo de pescados y mariscos contaminados con metilmercurio, compuesto orgánico presente en esos alimentos. Sin embargo, su uso en elementos de salud como termómetros y tensiómetros también constituye una fuente de contacto directa.
En esta línea, varios hospitales comenzaron a reemplazar los termómetros con este componente y se prohibieron los tensiómetros de este tipo. Por este motivo, desde cada hogar es importante revisar si todavía hay elementos como termómetros o tensiómetros que contienen mercurio e intentar reemplazarlo.
Cabe destacar que en nuestro país se puso en marcha un proyecto junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para profundizar esta estrategia.
A su vez, el Ministerio de Salud de la Nación recomienda la eliminación del uso de estos instrumentos y estableció un control de calidad para los termómetros sin mercurio.