Lavarse bien las manos es una de las formas más baratas, sencillas e importantes de prevenir la propagación de patógenos peligrosos. De hecho, los gérmenes que contaminan las manos son los mayores causantes de diarreas, gripes y otras enfermedades más graves.
Con el propósito de concientizar a la población, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra cada 5 de mayo el Día Mundial del Lavado de Manos e indica que este hábito reduce en un 50% la posibilidad de transmitir bacterias.
El lavado de manos es uno de los modos más efectivos de cuidar nuestra salud. Debemos higienizarnos con agua y jabón por al menos 20 segundos después de estar en contacto con pacientes, después de estornudar o ir al baño, antes de cocinar, antes y después de cambiar pañales, entre otras situaciones.
Por eso, es importante lavarse las manos:
Antes y después de manipular alimentos y/o amamantar.
Antes de comer o beber, y después de manipular basura o desperdicios.
Después de tocar alimentos crudos y antes de tocar alimentos cocidos.
Después de ir al baño, sonarse la nariz, toser o estornudar y luego de cambiarle los pañales al bebé.
Luego de haber tocado objetos “sucios”, como dinero, llaves, pasamanos,
etc.
Cuando se llega a la casa de la calle, el trabajo, la escuela.
Antes y después de atender a alguien que está enfermo o de curar heridas.
Después de haber estado en contacto con animales.
Un correcto lavado de manos
Para un correcto lavado, las manos se deben cubrir con jabón y frotar toda la superficie, incluidas las palmas, el dorso, las muñecas, entre los dedos y especialmente debajo de las uñas, por lo menos durante 20 segundos.
Luego se deben enjuagar bien con agua segura y secarlas, ya sea con una toalla limpia o agitando las manos.
Para que el lavado sea realmente efectivo, siempre se debe utilizar jabón.
Lavarse bien las manos es un hábito que puede salvar vidas.
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación, Organización Mundial de la Salud (OMS).