Los trastornos alimentarios se clasifican dentro de un grupo de patologías en las cuales la persona se halla inmersa en una obsesión por su peso, su cuerpo y la comida que ingiere, desarrollando comportamientos nutricionales no deseables.
A menudo las personas que los padecen niegan tener un problema y solo buscan la ayuda de un profesional ante la insistencia de familiares y amigos. La Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA) alerta que en 10 años se incrementaron casi en un 50 % las patologías alimentarias.
El problema suele aparecer entre los 12 y 25 años, aunque puede presentarse a cualquier edad. En tanto, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud del Ministerio de Salud destaca la prevalencia de sobrepeso (31,5%) y obesidad (10,4%) en menores de edad.
Los más comunes son la anorexia y la bulimia nerviosa, pero los especialistas en los últimos años describen una gama más amplia de trastornos relacionados con la alimentación.
Anorexia Nerviosa. Quienes padecen esta patología mantienen un peso corporal por debajo del nivel mínimo normal y presentan una marcada disconformidad por su peso corporal. Comienzan disminuyendo la ingesta de alimentos y hasta pueden llegar a restringirla por completo durante largos períodos. Este trastorno se acompaña de síntomas corporales secundarios tales como: amenorrea (pérdida de la menstruación), crecimiento excesivo de vello corporal, hiperactividad, arritmia cardíaca y otras.
Bulimia Nerviosa. En contrapartida, su característica es la ingesta masiva de alimentos en un corto período de tiempo, llamado atracón. Este episodio se acompaña de la sensación de pérdida de control sobre la ingesta de alimentos y son frecuentes las conductas compensatorias para evitar la ganancia de peso, por ejemplo: el vómito autoinducido, el uso de laxantes y/o diuréticos, la actividad física excesiva, los ayunos prolongados, el uso de enemas.
Trastorno por atracón. Es similar a la bulimia con la diferencia de que las personas no realizan conductas compensatorias. La característica de este trastorno es la ingesta excesiva y rápida de comida, sin tener hambre.
Ortorexia. Lo que puede comenzar como un cambio de hábitos hacia una manera saludable de comer puede convertirse en una obsesión, empecinándose en tener una dieta perfecta y en alimentarse de manera saludable. Dejan de lado alimentos que consideran poco sanos, tanto como aquellos que contienen aditivos, colorantes, comidas preparadas, o con exceso de grasa, azúcar o sal.
Síndrome del comedor nocturno. Estas personas consumen muy pocas calorías en la primera mitad del día, ya que no sienten apetito, pero con el correr del día la sensación de hambre aumenta, sobre todo hacia la noche. Tienen ingestas excesivas de alimentos en la cena o después de ella, e incluso varias veces una vez que fueron a dormir.
Síndrome del comedor selectivo. Lo padecen personas que se alimentan durante un período mínimo de diez años sobre la base de una decena de alimentos solamente. Esto trae como consecuencia una carencia de determinados minerales, vitaminas y otros nutrientes. Generalmente, esta selección de los alimentos está relacionada con trastornos obsesivos compulsivos de la personalidad.
No se conocen las causas exactas que originan estos trastornos, probablemente son complejas y pueden estar relacionadas con factores biológicos, psicológicos, familiares, genéticos, ambientales y sociales.