Del domingo 1 al sábado 7 de agosto se desarrolla en todo el mundo la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Este año el lema es “Proteger la lactancia materna: una responsabilidad compartida”. Se centrará en la importancia de evitar la discriminación de las madres lactantes en todos los ámbitos, ofreciendo apoyo familiar y comunitario, además de aplicar políticas equitativas de igualdad así como programas sociosanitarios basados en la evidencia.
La importancia de la lactancia materna
La lactancia materna es beneficiosa tanto para el bebé como para la mujer que amamanta. La leche humana es la mejor forma de aportar al bebé todos los nutrientes que necesita para un crecimiento saludable. A través de la leche de la mamá, el bebé se alimenta e hidrata y recibe defensas que le protegen de muchas enfermedades. A su vez, la lactancia brinda una oportunidad de reforzar el vínculo afectivo amoroso, a través de palabras, miradas, caricias, arrullos y juegos, fundamentales para él. La lactancia materna favorece y fortalece la relación de afecto entre la mamá y el bebé y contribuye al desarrollo de niños capaces, seguros y emocionalmente estables. El bebé debe estar en contacto con el pecho de su madre al nacer y debe ser amamantado dentro de la primera hora de vida. A través de su leche, la mamá le transmite al bebé anticuerpos que lo protege contra las enfermedades más comunes hasta que sea capaz de formar sus propias defensas. Para poder sostener la lactancia materna es necesario el apoyo de toda la comunidad: el acompañamiento de la pareja, la familia y todo el entorno, esto incluye la distribución de las tareas domésticas y de cuidado entre progenitores. A su vez, los ámbitos de trabajo y de estudio necesitan contemplar licencias por maternidad y por paternidad, espacios para la extracción de leche y horarios reducidos para disponer de tiempo para alimentar al bebé con leche materna en estos contextos desarrollo (Fuente: Ministerio de Salud de la Nación).
La Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud de la Nación recomiendan la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de vida (sin incluir agua, jugos o infusiones, ni alimentos). Luego, comenzar a incorporar progresivamente alimentos apropiados para la edad, manteniendo la lactancia hasta los dos años o más. En el contexto de la pandemia de COVID-19 se sugiere mantener la lactancia, lavándose las manos y usando barbijo.
Según la Liga Internacional de la Leche, a nivel mundial alrededor del 41% de todos los bebés son amamantados exclusivamente durante seis meses y solo el 45% continúa amamantando hasta los dos años. Sin embargo, también existen grandes diferencias en las tasas de lactancia materna entre regiones, entre países y dentro de ellos.
La importancia de la lactancia materna es bien conocida y tiene un impacto positivo en la salud y el bienestar de las niñas, los niños, las madres y las familias, así como sus comunidades y poblaciones más amplias. La lactancia materna ayuda a las niñas y los niños a combatir enfermedades infecciosas, disminuir la incidencia y gravedad de la diarrea, las infecciones de las vías respiratorias inferiores y la otitis media aguda, prevenir las caries dentales y la maloclusión, así como lograr un desarrollo cognitivo óptimo. La lactancia materna construye un sistema inmunológico más fuerte y con mayor capacidad de respuesta en las niñas y los niños, lo cual es especialmente importante durante la pandemia mundial actual. Juega un papel importante en la salud y el bienestar maternos, incluida la reducción del riesgo de cáncer de mama y de ovario, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y diabetes (Fuente: Liga Internacional de la Leche).
Un tema social
Se estima que alimentar a una niña o un niño con una marca económica de fórmula durante los primeros 2 años de vida en lugar de amamantarle costaría en promedio más del 6.1% del salario familiar. La lactancia materna contribuye a la seguridad alimentaria de la familia al respaldar la salud y la seguridad del lactante y reducir la carga económica del hogar, lo que es especialmente importante para los hogares de bajos ingresos. Durante tiempos de crisis como la pandemia de COVID-19, muchos hogares enfrentan inseguridad laboral y pérdida de ingresos, lo que agrava aún más las desigualdades. La lactancia materna ayuda a reducir los gastos domésticos, a garantizar una nutrición y salud óptimas y a reducir la inequidad (Fuente: Liga Internacional de la Leche).
¿Cómo se puede favorecer la lactancia?
Para amamantar, la mamá debe estar motivada y tranquila; y el bebé, sostenido y seguro. Hay distintas posiciones para amamantar, es conveniente variar las posiciones para prevenir dificultades.
Cualquiera sea la posición, siempre es conveniente:
– Que la mamá esté cómoda.
– Con la espalda apoyada.
– Que el bebé sea llevado al pecho de la madre, y no el pecho al bebé.
– Que la cabeza y el cuerpo del bebé estén alineados con el abdomen de su mamá («panza con panza»); que no estén curvados ni «enrollados».
– Que la cara del bebé esté frente al pecho de la mamá, y su nariz contra el pezón, mirando a la madre.
– Que todo el cuerpo del bebé quede sostenido en el regazo materno (y no sólo la cabeza o las nalgas).
– Es importante mirar al bebé a los ojos. A través de la mirada se intercambia afecto.
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación
¿Cómo prender bien el bebé al pecho?
Una buena prendida al pecho favorece que tanto el bebé como la mamá disfruten de la lactancia; que el niño obtenga leche sin dificultad y que la madre conserve sanos sus pezones, sin molestias ni grietas.
El bebé está bien prendido cuando:
– Se ve más areola (parte oscura del pezón) sobre el labio superior.
– Toma con su boca bien prendida de toda la areola o parte de ella.
– Tiene la boca bien abierta (como cuando bosteza).
– El labio inferior está volcado hacia fuera y el superior hacia arriba.
– El mentón y la nariz del bebé están tocando el pecho.
– Las mejillas se ven redondeadas.
– Hace mamadas lentas y profundas, a veces con pausas.
– Se puede ver u oír al bebé deglutir.
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación